Los ministerios son tan diversos como las necesidades de la Iglesia local: los servicios sociales, jurídicos, la asistencia a los pobres, inmigrantes y menores abandonados, encarcelados, toxicómanos, víctimas de tráfico de seres humanos, el servicio a los sacerdotes y los seminaristas son algunos de los varios ministerios sociales y espirituales en los que participan las Apóstoles. Las Apóstoles se colocan al servicio de la Iglesia y del pueblo de Dios. En virtud de su consagración, ellas son enviadas en misión. Su celo misionero nace del vivir el carisma y del compartir el amor del Corazón de Jesús, por Madre Clelia soñado.
Por medio del Bautismo, recibimos la base de toda la vida cristiana, una puerta de entrada para la vida espiritual se nos abre, somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, nos tornamos miembros de Cristo, incorporados a la Iglesia y participantes en su misión.
Pero, nuestra vida espiritual no depende solo de los sacramentos, ella, debe ser fortalecida cada día a través de la formación espiritual. Encontramos en la carta de San Pablo a los Hebreos, que ningún cristiano puede estar firme en el camino de la fe sin el “alimento sólido” de la formación la cual brinda la base necesaria para perseverar en el camino.